In the end, this is a movie about panic. Panic of something that is coming your way; panic of what your neighbor's real face will be; panic of this erratic weather; panic of this society that is hardly the same one in which we grew up. In these days of economic duress and growing political radicalism, fear is the trademark of the times. And Michael Shannon's character suggests that
Friday, July 13, 2012
Wednesday, July 11, 2012
Ernest Borgnine, el temible
1917-2012
Cuando a Hollywood aún no se le ocurrían los Aliens ni los Freddy Krugger, Ernest Borgnine estaba ahí para infundirnos miedo. Con esa sonrisa maldita, su barba hirsuta a medio crecer, y esos ojos de lunático perverso, Borgnine se convirtió en un personaje de pesadilla con The Emperor of the North Pole (1973). A su lado, el mucho más alto, joven y fornido Lee Marvin parecía poco más que un muchachito valentón. La trama de la película es sólo creíble en el contexto de la Depresión americana, pero el drama que encarnaban ambos enemigos acérrimos es universal, sin fecha de expiración.
Cuando
vi aquella película por primera vez yo era casi un chiquillo, pero todavía me
estremezco recordando los martillazos con que el Emperador destrozaba el cráneo
de sus víctimas mientras reía a carcajadas. Qué película. Pero Borgnine no se quedó
nunca quieto, ni antes ni después de aquella cinta. Su listado de películas es
imposiblemente largo. Y en su tiempo, probablemente muchos pensaron que no le
quedaba mucho por hacer después de haber protagonizado Marty de 1955, una inusual
cinta romántica de ambiente cuasi neorrealista, que demostró que este hombre-cocodrilo
era capaz de una humanidad desgarradora.
Con esa
dualidad imposible que lo caracterizaba, Ernest Borgnine se las arreglaba para
estar siempre ocupado. Su carrera alternaba su lado maldito y el bondadoso con
una facilidad impresionante. Encajaba perfecto entre los desalmados ladrones de
The Wild Bunch (1969), pero ponía la nota compasiva en una cinta industrial como La
aventura del Poseidón (1972).
No lo
vi mucho últimamente, pero lo recuerdo manejando el taxi amarillo con el que
recorría un Manhattan de pesadilla junto a Snake Plisken en Escape from New York (1981).
Entre sus cintas más recientes, quizá su rol más sutil y entrañable – y casi
desapercibido – lo tuvo en Gattaca (1997), personificando nada menos que a un trabajador
de limpieza en una base espacial. Un rol pequeño, lleno de generosidad y comprensión,
y casi simbólico de una dedicación encarnizada a la carrera de actor. Ese era
Borgnine. Amante desmedido de la actuación. Rara vez protagonista, pero siempre inolvidable.
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