Unable to find a cure and with the world hiding from the virus mutations, the scientists attempt time travel to find the original virus and create a cure. That’s the prescient plot of 12 Monkeys (1995), that I must have seen more than 12 times already, each time more satisfying that the previous one. Last night I found it in HBO Max and I could not resist… again. In this film, I guess we’ll never know where Director Terry Gilliam’s genius starts and where it does the magic of David and Janet Peoples script, a script that was completed way before finding a director. But every time I see it again, I turn to appreciate Gilliam’s job more and more, finding new wonders in a film that is increasingly paced like a dream, where breaks in the continuity of space are so natural that you barely realize them —or you don’t want to. In other moments, its humor hit us totally unprepared. Like when, after savagely beating a guy that is hurting Dr. Kathryn Railly, he looks at the smashed body and demands respect for her saying “She is my psychiatrist!” So, I guess it is not only the writing, it is the delivery too. Also, I realized how nuanced is Bruce Willis’ acting, and not only because the script makes him capable of great violence while also be moved to tears by the “music of the 20th Century.” In more than one occasion he seems to be close to laughing for what he is saying too. And we laugh with him, in total agreement. “You believe in germs, right?” He is asked in the psychiatric hospital by the amazingly deranged Brad Pitt. “I am not crazy!” he responds, just after eating a spider. Enjoy it! This is a totally satisfying masterpiece.
12 Monos
Incapaces de encontrar una cura y con el mundo escondiéndose de las mutaciones del virus, los científicos intentan viajar en el tiempo para encontrar el virus original y crear una cura. Ese es el clarividente argumento de 12 Monos (1995), que debo haber visto ya más de 12 veces, cada una de ellas más satisfactoria que la anterior. Anoche la encontré en HBO Max y no pude resistirme... de nuevo. En esta película supongo que nunca sabremos dónde empieza el genio del director Terry Gilliam y dónde lo hace la magia del guion de David y Janet Peoples, un guion que se completó mucho antes de encontrar un director. Pero cada vez que la vuelvo a ver, aprecio más el trabajo de Gilliam, encontrando nuevas maravillas en una película cuyo ritmo conforme avanza se asemeja cada vez más al de un sueño, donde las rupturas en la continuidad del espacio son tan naturales que apenas las ves, o no quieres verlas. En otros momentos, su humor nos agarra totalmente desprevenidos. Como cuando, después de golpear salvajemente a un tipo que atacó a la doctora Kathryn Railly, mira su cuerpo desplomado y exige respeto para ella diciendo "¡Ella es mi psiquiatra!". Así que, supongo que no se trata solamente de cómo se ha escrito, sino cómo se ejecuta. También me doy cuenta de lo sutil de la actuación de Bruce Willis, y no solo porque el guion le hace capaz de gran violencia y de emocionarse hasta las lágrimas con la "música del siglo XX". En más de una ocasión parece estar a punto de reírse de lo que dice. Y nos reímos con él, totalmente embarcados. "Usted cree en los gérmenes, ¿verdad?" Le pregunta en el hospital psiquiátrico el increíblemente desquiciado Brad Pitt. "¡No estoy loco!", responde, justo después de comerse una araña. ¡Disfrútenla! Esta es una obra maestra totalmente satisfactoria.
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