Sunday, December 8, 2013

Driving Bach Home





Today it was the second time I drove through the East River Mountain Tunnel in West Virginia and I decided to put it on my phone. The soundtrack is a Bach performance by Ian Bostridge coming through the car speakers. It came out pretty good. There is something nice about it. Unfortunately I could not clean the windshield better than that. It was 27 F degrees outside. 12/1/2013

Hoy fue la segunda vez que pasé por el túnel de East River Mountain y decidí captarla con mi teléfono. La banda sonora es un tema de Bach cantado por Ian Bostridge que sale por los parlantes del carro. Me quedó muy bien. Tiene un algo que me gusta. Lástima que no pude limpiar mejor el parabrisas, afuera hacían 27 grados Farenheit (unos 3 grados bajo cero en centígrados). 1/12/2013

Sunday, November 10, 2013

Una separación (A Separation)



Anoche vi una película iraní llamada “A Separation”. Debe ser una de las mejores películas que he visto no sólo este año sino en muchos años. Es una historia simple pero de ramificaciones muy complejas, quizá demasiado para los espectadores occidentales que no sólo deben seguir los enredos de la trama y los dilemas morales de los personajes sino asimilar sus motivaciones religiosas y culturales tan distintas a las nuestras. 

Uno de los misterios del cine es que no sólo nos entretiene y nos complica la vida con sus fantasías sino que crea sus propios espectadores. Es lo que ha hecho el cine americano durante décadas, por ejemplo, creando una especie de espectador universal a base de la propia cultura de los Estados Unidos. Para dar un ejemplo mencionemos el “Día de Acción de Gracias”, que aparece miles de veces en las películas y que todo el mundo no estadounidense acepta como cosa normal aunque nunca lo hayan celebrado en sus países.

Pero volviendo a la película, la principal sorpresa para mí es la madurez del cine iraní en todo sentido. Asghar Farhadi es un director iraní que vive en París desde hace varios años, aunque por lo que se dice en los extras del DVD, su educación dramática y cinematográfica tuvo lugar en su propio país. Sus actores son de una naturalidad tal que es escalofriante, ¡son capaces de hacernos creer lo que quieran! Todos ellos son simplemente soberbios, incluyendo a Sarina Farhadi, la propia hija del director, quien sobrelleva uno de los roles más difíciles que puede enfrentar una actriz adolescente. Y ni qué decir del actor Payman Maadi y, en especial, de Leila Hatami, de un talento y una belleza que quisiéramos ver en muchas películas más.

Disculpen que me vaya por las ramas pero esta película es tan increíble por donde se le mire, que hay demasiado por comentar. Pero empecemos por mencionar la trama, que empieza con una pareja de esposos de clase media empezando un proceso de divorcio ante un juez menor. Pero no todo es lo que parece. La verdad es que la esposa está tratando de forzar al esposo a emigrar fuera de Irán con la amenaza de la separación. El esposo, quien parece ser razonable aunque testarudo, se resiste a emigrar, entre otras cosas por la situación de su padre que sufre de Alzheimer, una penosa enfermedad que, como todos sabemos, es tremendamente destructiva para cualquier familia. Sin llegar a ninguna conclusión en la corte, la esposa decide salir de la casa, obligando al esposo a buscar alguien que se encargue de cuidar a su padre. Una mujer viene a trabajar en la casa, pero pronto descubrimos que la pesadumbre que parece llevar marcada en el rostro es más honda de lo que parece. Embarazada y con una hija pequeña que debe llevar consigo por todas partes, su esposo está desempleado y ha estado entrando y saliendo de prisión debido a sus deudas. Y como si eso no fuera suficiente, no puede contarle a su irascible esposo que ha conseguido un trabajo atendiendo a un cliente varón, por más años y Alzheimer que tenga, además de que su religiosidad la obliga a considerar todo lo que hace a la luz del Corán poniendo su vida en un constante dilema.

Este es el marco para el inicio del dilema moral que no tarda en sobrevenir. Cada uno a su momento, todos los personajes se ven obligados a mentir, arrepentirse y sufrir las consecuencias de sus acciones y arrebatos. Hacia el final de la historia, nos encontramos con el único final feliz concebible, con la consumación de la separación que vemos al inicio, y la hija del matrimonio teniendo que decidir con cuál de sus padres quiere vivir.

Es en ese momento, mientras los padres aguardan la decisión de su hija en los pasillos de la corte, que ingresa la música por primera vez a la película, poco antes del inicio de los créditos finales. Entonces nos damos cuenta que han pasado dos horas sin música ni efectos especiales, sin trucos de cámara y sin escenas efectistas ni deslumbrantes. Sin héroes ni villanos, ni lecciones colmadas de sabiduría. Y todo este tiempo estuvimos absorbidos en un drama que nos ha jironado por dentro con su realismo. 

En busca de la excusa perdida


Descubro ahora que mi última entrada en este blog data de junio pasado. Y estamos en noviembre. Demasiado tiempo como esgrimir para la excusa de no tener tiempo. Ya pensaré en algo.





 

Sunday, June 30, 2013

Oscar Wilde and I

"I was working on the proof of one of my poems all the morning, and took out a comma. In the afternoon I put it back again."


And I thought I was the only one... 




Saturday, June 22, 2013

La Guerra Mundial contra los Zombis - World War Z (2013)




Aunque consciente de las repetidas críticas a World War Z por tomarse tantas libertades con la serie de libros escrita por Max Brooks, y pese a que no estaba particularmente complacido con el pesado uso de zombis digitales que vi en los tráilers, World War Z me pareció una película muy entretenida, que involucra al espectador y que cuenta con grandes momentos de suspenso cinematográfico. Sin la sanguinolenta violencia — el gore — de otras aventuras con zombis como 28 días después y otras similares, WWZ comparte con ellas esos rápidos y cinéticos zombis que son capaces de proezas físicas que probablemente estos no-muertos no fueron nunca capaces de realizar en vida.

Dicho sea de paso, la trama no es uno de los fuertes de la película, aunque resulta muy capaz de disfrazar este hecho con un ritmo energético y una variedad de ubicaciones geográficas. La locura de los zombis empieza abruptamente y el comando central de la batalla parece estar decidido a poner al ex oficial de las Naciones Unidas Jerry Lane (Brad Pitt) en un avión a salir en busca de los orígenes de la enfermedad. Pero apenas se sube éste al avión, parece que a nadie le vuelve a preocupar su suerte o su misión, salvo a su esposa. La cinta sigue por supuesto a Brad Pitt en todo el trayecto. Desde Nueva Jersey a una nave de la Marina de los EEUU, y de ahí a una base norteamericana en Corea del Sur — una secuencia filmada enteramente en tinieblas y donde no vemos un solo zombi asiático — luego Israel y, finalmente, el País de Gales. Es aquí donde nuestro héroe, apoyado por lo que queda del personal científico de una base de la Organización Mundial de la Salud, es capaz de articular y poner en práctica su teoría sobre cómo evitar los ataques de los zombis.


Pero ninguna trama cinematográfica lo es todo, y las escenas de acción juegan unas cartas inesperadas y muy disfrutables, y lo logran únicamente usando una pizca de suspenso y realismo psicológico. Una muy bienvenida adición al género del director suizo Marc Foster (que también dirigió The Kite Runner, Monster’s Ball y la fallida aventura de Bond Quantum of Solace), especialmente porque la violenta sanguinolencia de los zombis parecía haber llegado a un punto sin retorno. Quizá alguien se hartó de ella. O quizá haya otra explicación más sencilla: el género estaba simplemente esperando que se involucre una estrella ya consolidada como Brad Pitt, una clasificación para menores de 13 años, y el desarrollo de unas masivas ambiciones de taquilla.  

World War Z (2013)





Though I was aware of the repeated criticism to World War Z for taking so many liberties with the book series by Max Brooks, and I was not particularly pleased with the heavy use of digital zombies that I saw in the trailers, I found World War Z an engaging and highly entertaining movie with great moments of cinematic suspense. Without the gore of previous zombie adventures like 28 Days Later and the like, WWZ shares with them the fast, kinetic zombies that are capable of physical feats that probably the undead were never able to do while being alive.

By the way, the plot is not one of the movie strengths and the film is quite able to mask this fact with an energetic pace and a variety of locations. The zombie craze starts abruptly and the commanding center of the fight against the zombies seems to be determined to get former UN officer Jerry Lane on a plane to find the origins of the zombie disease, but as soon as he gets in the plane, it seems that nobody cares anymore about his fate or his mission –except his wife. The movie of course follows Brad Pitt all along. From New Jersey to a US Navy ship and from there to an American military base in South Korea –a sequence filmed entirely in the dark and where we do not see one single Asian zombie—, then Israel and finally Wales. It is here that our hero, supported by the remaining science staff of a World Health Organization facility, is able to articulate and put into practice his theory about how to avoid zombie attacks.

But the plot of any film is not everything, and the action scenes play some unexpected, enjoyable cards only by involving a bit of suspense and psychological realism. It’s a welcome addition by Swiss director Marc Foster (he also directed The Kite Runner, Monster’s Ball and the failed Bond adventure Quantum of Solace), especially because the zombie gore had seemed to arrive to a point of no return. Maybe somebody got tired of this. Or maybe there is another, easier explanation: the genre was simply waiting to involve a consolidated star like Brad Pitt, a PG-13 rating and develop massive blockbuster ambitions.

Saturday, June 1, 2013

Spiral (2007)



This is the little film that couldn't. Predictable from the very beginning, Spiral tells the story of a man tormented by nightmares of having done something bad – something that smells like homicide… and after one and a half hours that feel like labor pains we finally realize that the smell – or the stink, to say it properly – is real. Adam Green and Joel David Moore are credited as directors, with Moore doubling as the actor in charge of Mason, the main character

Mason is a shy but competent insurance telemarketer by day and oil painter by night, a loner who is afraid of human contact and whose only friend is Berkeley, his office boss (Zachary Levi), a friendship that can only be the contraption of a mediocre script. Add to this the stage entrance of Amber (Amber Tamblyn), a perky and attractive young woman who works nearby that, unexpectedly of course, is also attracted to this social outcast who, as the movie plot thickens, we come to know that has more success with the ladies that the infamous college boy Van Wilder, a good luck that he uses to turn the unwise girls into his victims after he paints their portraits.

Though Spiral feels more like a waste of time than anything else, I have to concede that it succeeds in avoiding the staple serial killer gore and in allowing the neurotic histrionics of Joel David Moore run wildly free. My advice to the movie lovers: watch it only as a last resort. 



Voces de los Andes

Voices of the Andes


Con una narración zigzagueante y a veces caótica pero pausada y respetuosa de la majestuosidad andina, y realizada con el pretexto de un recorrido por los Caminos del Inca, “Voices of the Andes” (2009) – dirigida por Stephane Pachot – es uno de los más bellos documentales sobre mi amado Perú que haya visto alguna vez. Las “voces” de las que habla el título son las de mineros jubilados, artistas andinos, mujeres agricultoras o maestras de artesanía, quienes han sido elegidos por su arquetípica resonancia, y cuyas historias a veces simplemente rebosan ternura, otras veces son reminiscentes de la explotación y la violencia sufrida por nuestra gente andina, o simplemente reflejan un estoicismo a imagen de la desafiante naturaleza del entorno. Con imágenes de una belleza deslumbrante, los silencios de nuestra gente indígena y la a veces desconcertante  banda sonora de la cultura popular andina “moderna” propagada por la radio y los altavoces de las plazas, se superponen en un mosaico que impregna al espectador, más allá de sus detalles tópicos, con esa infinita ternura que brota de nuestra gente del ande como un inagotable manantial. 


Monday, January 21, 2013

Dredd (2012)

I still remembered the awful Judge Dredd (1995) with Sylvester Stallone. So I was kind of suspicious of this film that reminded me a bit of the terrible G.I. Joe saga. In short, I was not ready for Dredd, one of my favorite action films of 2012. In retrospect, I regret that I missed the chance to see it in 3-D in the theaters. In a sort of compensation, the Blu-Ray/DVD pack comes with a nice array of extras that, if you are a little bit like me, you will devour afterwards if you really enjoyed the movie.


Actually, the plot is not very original to say the least: in a futuristic American society characterized by rampant chaos and crime, the policemen have evolved into “judge, jury and executioner” all in one. In one of his missions, Judge Dredd is trapped by a drug-dealing gang inside a mammoth residential building with more than 200 levels and thousands of inhabitants.

The situation reminded me of The Raid: Redemption (2011), an amazing Indonesian film that broke the limits of what you could show in body fight scenes. We do not see those scenes here. What we do find in Dredd is a superb use of the slow-motion tool and a hypnotic soundtrack, both a terrific combination that succeed stylizing and somehow subduing the gory violence of the film.

The arid main character is accompanied by a female rookie officer that adds a very welcomed human touch to the whole thing. Much like any other superhero that upholds “society” values of law and order to the extreme, the almost robotic features of a character like Judge Dredd remind us of the prescience of comics and science fiction imagining an authoritarian model to be implanted in the future, a model that has started to become closer than ever to become a reality since 9/11.

Based on a British comic inspired by fascist iconography, Dredd is not an actor’s vehicle. In fact, Karl Urban as Judge Dredd is covered with a full-size helmet all the time and, at the most, his acting is reduced to mouth gestures of repulsion and loathing. Filmed in South Africa and directed by Pete Travis, Dredd is full of violence but is always surprising and stunning… just the way that a B-Series movie should be.

Thursday, January 10, 2013

Sex, violence and the missing chapter in "A Clockwork Orange"




Watching the Blu-Ray extras of A Clockwork Orange, I found out that the original book by British author Anthony Burgess — that I never read, sorry— included a final chapter where Alexander DeLarge, the terrible character that is interpreted by Malcolm McDowell, personally decides to “choose” good over evil. Being the whole story a denunciation of modern governments trying to brainwash convicts to forcibly turn them into model citizens, this is an important part of the plot to say the least. 

Apparently, in the face of the wide criticism that the movie attracted in 1971 for its alleged glorification of violence, Burgess defended the Stanley Kubrick movie publicly in his country but, in private, he always felt bad because the movie did not include the ending he originally conceived. Moreover, Burgess detested violence himself and the book was a manner of coming to terms with his own feelings on the topic since his first wife had been herself a rape victim.

Doing some extra research on the topic, I found out that the film script had been based on the U.S. edition of the book and the American publishers had originally convinced Burgess to print the book without the "redemptive" final chapter. When Kubrick belatedly read this chapter he agreed with the American publishers and, for better or worse, he discarded it. 

Now, I understand Kubrick’s decision. The film seems perfect as it is, with its ending celebrating the main character tendencies to sexual excess and violence being restored after he is brainwashed in reverse to his original state, denouncing also, in a very funny way, the overt manipulation of the public opinion by the political power through the media. In terms of the violence and how it is being portrayed though, there is a big question mark here, and the question of course is… was this the right thing to do? 

Apparently, even Kubrick got scared with the reactions to the film in England, when violent acts by teenagers supposedly “inspired” by the movie started to happen here and there. Even more reason to concern was added by the threats that Kubrick’s family started to receive in that time. Finally, the director decided to prohibit further exhibitions of the movie in the UK, and this was a decision that was upheld until his death in 1999. For years, the movie became a legend in England, only accessible by pirate video copies or imports brought-in by travelers. 

I have always felt fascinated by A Clockwork Orange. Now that I saw it again, I guess I may never be able to see another film with such sense of wonder. Not only because of the hypnotic first-person narration by Malcolm McDowell, the perfect position of the camera in every take, the abundant humor and sarcasm we find, and the amalgam of grandiose music, clothing and mise-en-scene that predicted the future in so many ways but also because, being so politically incorrect, maybe a movie like this also precluded its futuristic social portrait of sex and violence of becoming a reality. 

Feminists got encouraged by movies like this. And they were right to be. There is an absolute macho perspective in regards to the sexual liberation of the society depicted in the film. Automated bars where patrons had to milk the breasts of naked women sculptures to obtain drugged cocktails that incite adrenaline rushes might be impossible today, but were totally conceivable years ago. 

Kubrick himself never intended to put reins to this twisted vision of the future, maybe just for fun, maybe to provoke and excite its audience, or maybe to incite contradictory feelings to a point where we do not have another choice but questioning ourselves. When after his treatment Alex is shown to the public to demonstrate that he is incapable of hurting anyone, for instance, he is presented in a stage next to a gorgeous naked woman, feeling immediately sexually aroused. Interrupted by the neutralizing pain that he has been conditioned to feel, he is unable to touch her. When this is done though, the woman remains at the stage longer than expected, happy to exhibit her beautiful body and bowing to the applause of an ecstatic audience that includes us, the spectators. 

Also, even if the Singing in the Rain scene is the most famous rape scene in the movie, Kubrick inserts another sequence where a big-breasted, attractive woman is about to be raped amid giggling comments and jokes. These days, not even a genius like Kubrick could get away with a scene like this.

Maybe we should thank old Kubrick for that.


January 10, 2013 




Tuesday, January 8, 2013

La cara oculta / The Hidden Face (2011)


La cara oculta (The Hidden Face) es una coproducción hispano-colombiana estrenada en el 2011 que ahora se halla disponible vía la suscripción digital de Netflix en EEUU. Dirigida por el colombiano Andrés Baiz con una sensibilidad más europea que americana, las cosas maduran aquí de forma lenta pero contundente. La historia gira en torno a una pareja en la que un joven director de orquesta español (Quim Gutiérrez) decide tomar un trabajo dirigiendo la Filarmónica de Bogotá, hacia donde se muda con su chica (Clara Lago) para luego alquilar una hermosa casa de campo que fue construida por una familia alemana emigrada. 




La película comienza con el desconsolado novio viendo un video mensaje en el que su chica le da la despedida diciéndole que jamás intente buscarla. Buscando refugio en el licor, el director conoce a una guapa mesera (Martina García) con quien poco a poco intenta olvidar a su ex-novia, entablando una intensa relación física. La chica se muda a la casa pero siente que en ella hay una misteriosa presencia que, por momentos, la hace sospechar que vive en una casa embrujada. 

Bueno, ésta es sólo la mitad de la trama, y lo demás se desenvuelve como una segunda película mucho más animada, en la que, con un nuevo punto de vista, revisitamos lo que ya habíamos visto. Un giro inesperado y bienvenido que le da nueva vida a un film que no parecía prometer demasiado. Aunque de actuaciones solventes, quizá la producción debió tomarse más tiempo entrenando a Quim Gutérrez para sus escenas al frente de la orquesta. Estas débiles escenas atentan contra una credibilidad duramente trabajada por unos jóvenes actores en roles que, en general, parecían demandar más años y experiencia a sus espaldas. 

A condición de que no vea el tráiler, que de manera incomprensible estropea la sorpresa clave de la película, la trama de La cara oculta logra no sólo entretener, sino que nos hace reflexionar sobre los límites que los humanos nos imponemos --o deberíamos imponernos-- para la ambición y la venganza. 

Super 8 (2011)

Movies, movies... I watch all the movies I can. Many of them are movies that I have seen before and, I find myself surprised having very different reactions. I see movies not only on theaters but from Netflix, Redbox, libraries, cable... sometimes I devour three or more movies per day. So, I decided to write short reviews trying to catch up with my voracious viewing habits, so that at least I leave some sort of record.

I decided to begin with Super 8, an entertaining movie directed by J.J. Abrams.



A group of kids is on a hurry trying to make a Super 8 movie --the more accessible film format prior to the popularization of video recording-- to participate in an amateur movie contest. When the group starts to film in a train station, they witness a spectacular accident that is inadvertently recorded in the film, revealing a supernatural edge to the whole situation. Much like the bunch of teen friends that we typically find in Spielberg movies, Super 8 makes a good job of mixing a science fiction plot with typical teen issues and holding the spectator entranced for a good part of its running time. The young actors do a terrific job but the subplots regarding the adults are kind of lame, and the same can be said about the monster/alien and the clumsy military intervention that follows. The spectacular special effects come to the rescue though, and you may say that you had a good time before the final credits start to roll. In many regards Super 8 feels like a homage to the summer blockbusters of the 70's and 80's that attempted to turn the cinema into a sort of mindless, massive entertainment with simple plots and amazing special effects to draw multitudes into the movie theaters. This is no Jaws though, or E.T. which felt real and genuinely moving. But Super 8 is very entertaining if you do not expect to find too much depth. But who is expecting it, anyways!